los relojes laten pero el tiempo se detuvo
las personas yacen en sus sueños,
aventuras fantásticas de infancias eternas
que vuelven a nacer cuando el lápiz escribe.
Una botella nadando desnuda que me
devuelve un mensaje en blanco.
Un duelo a muerte con balas de caramelo
un reencuentro lejano con un desconocido
una canción perfecta que siempre voy a olvidar
un aroma amarillo que se posa en mi lengua
una mirada de fuego que te empapa con gotas de lluvia,
un beso nunca dado a alguien que nunca lo va a recibir,
la mitad de una vida que nunca sabré que viví.
Alejandro Kurz
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